Día mundial de acción por los trastornos de la conducta alimentaria

Estudiante adolescente ansioso

Acompañar a una hija o hijo con un trastorno alimentario no viene con un manual. Para muchas familias, el camino comienza en medio de la confusión, el miedo o la culpa. También puede ser una experiencia valiosa de crecimiento y conexión profunda.

En Arbore, creemos en la fuerza de compartir experiencias reales. Por eso, les preguntamos a madres y padres que hoy acompañan activamente a sus hij@s en tratamiento. Nadie debería transitar esto en soledad.

¿Qué ideas o creencias te impidieron pedir ayuda antes o notar que algo serio estaba pasando?
Estas son algunas de las creencias, emociones y obstáculos que dificultaron el pedir ayuda o actuar a tiempo:

Negación y deseo de control
«En mi caso fueron solo unos meses, y aunque la duda la tenía, me mentía a mí misma porque sabía que la realidad era muy dura.»
«Al ser una recaída, sabía la seriedad de lo que estaba pasando, pero la resistencia a volver a pasar por lo mismo y la creencia de que con un tratamiento ambulatorio se podía controlar la situación me llevaron a pedir ayuda más tarde de lo deseable.»

Desconocimiento del proceso y malos acompañamientos iniciales
«Creímos a nuestra hija cuando nos decía que el tratamiento no le ayudaba, y como tampoco entendíamos las pautas ni el proceso, la dejamos abandonarlo. Después vinieron años de profesionales que no involucraban a la familia, hasta que llegamos a Arbore.»
«Si bien tenía la sensación de que había detectado el problema a tiempo, fue durante el tratamiento cuando asumí que no fue así.»

Invisibilización y normalización social
«No me alarmó que empezara a restringir alimentos porque vivimos en una cultura donde cuidarse significa privarse. Lo había naturalizado.»
«No supe ver el mal momento emocional por el que pasaba. Lo asocié a la pubertad, y nunca imaginé que eso podía derivar en un trastorno alimentario.»

Confusión, angustia y falta de conciencia
«Vas improvisando. A veces con mano dura, otras con comprensión. Pero ves que no funciona, que se deteriora, y la angustia crece porque no sabes cómo ayudarla.»
«Hasta que no interiorizas que es una enfermedad mental, después de urgencias y clínicas, no tomas acciones reales.»

Descubrimiento repentino y falta total de señales previas
«Ninguna señal de alarma. Fue un jarro de agua fría. Ahora que lo pienso, los cambios de peso eran evidentes, pero los asocié al deporte que hacía.»
«En nuestro caso, fue un evento concreto que encendió la alerta. Al día siguiente ya estábamos pidiendo ayuda, conscientes de la gravedad.»

¿Qué crees que necesitas saber, sentir o aprender para poder acompañar sin miedo ni culpa?
Las familias comparten aquí las emociones que las atraviesan y los aprendizajes que van construyendo en este camino.

El peso de la culpa y el camino hacia soltarla
«El sentimiento de culpa y de fracaso como padres es muy fuerte, sobre todo al principio. Con el apoyo terapéutico, uno va comprendiendo que la enfermedad es multifacética y no responde a una sola causa.»
«Hasta que no entiendes que el problema estaba hicieras lo que hicieras, no puedes ser un verdadero apoyo.»
«Me siento culpable por no haber sabido transmitirle esa seguridad emocional que quizás la hubiera protegido. Aunque tengamos una relación fuerte, esa culpa pesa.»
«Necesito despojarme de mis culpas y que ella se despoje de las suyas. Solo así podemos caminar juntas.»

Miedo constante y necesidad de confiar
«El miedo es constante, igual que la culpa. Pero también necesito sentir que va a salir de esto. Porque muchos miedos vienen de la incertidumbre.»
«Lo que más necesito es aprender a mantenerme fuerte, a confiar en el proceso y no paralizarme por el miedo.»

Entender la enfermedad para acompañar mejor
«Es importante entender que esta enfermedad está más allá de las razones lógicas o el sentido común. Solo podemos acompañar con amor y dejar el tratamiento en manos profesionales.»
«Necesito saber qué cosas del pasado le hicieron daño. Aprender a tratarla y reaccionar sin dañar. Acompañarla en esta larga recuperación sin imponer mi forma de ver.»

Escucha activa y nuevos aprendizajes
«He aprendido que hay comportamientos que no son intuitivos, pero que pueden ayudar. Que escuchar sin juzgar, sin minimizar lo que siente, es más importante que tener respuestas.»

Aceptación y liberación
«Necesitas aceptar, no entender. Conocer, no cuestionar. El miedo y la culpa estarán, pero cuando dejas de buscar explicaciones y te permites aceptar, eso te libera y te permite estar presente de verdad.»

El sostén de la red terapéutica
«Nunca me sentí culpable por la situación, pero sí muy angustiada. Lo que marcó la diferencia fue sentirme acompañada por ustedes y el grupo de madres y padres. Ese sostén también te enseña a acompañar.»

¿Qué herramientas crees que te está dando el tratamiento para poder acompañar a tu hij@ en su proceso de recuperación?
A medida que avanza el tratamiento, las familias van incorporando recursos prácticos y emocionales que les permiten dejar de actuar desde el miedo o la urgencia, y empezar a acompañar desde el entendimiento, la firmeza y el vínculo.

Comprensión profunda de la enfermedad
«He aprendido que esto no se trata de la comida, ni es una lucha entre ella y yo. Es una enfermedad compleja que necesita ser entendida en todas sus dimensiones.»
«Nos ha dado herramientas para ver más allá de los síntomas, para entender lo que hay debajo: angustia, inseguridades, dolor.»
«Comprender que no estamos ante algo que se pueda gestionar de forma racional fue clave. Cambió totalmente nuestra manera de acompañar.»

Terapia individual, grupal y multifamiliar
«El grupo de los miércoles ha sido fundamental. Escuchar a otras familias te hace sentir menos sola y más capaz.»
«Los grupos multifamiliares y el asesoramiento del equipo nos han ayudado a ver nuestras dinámicas y cómo mejorarlas.»
«Ver otras historias, reconocer que lo que vivimos no es un caso único, nos da esperanza y herramientas concretas.»

Pautas prácticas y apoyo profesional continuo
«Las pautas para las comidas, las sesiones con la nutricionista, el acompañamiento de las terapeutas… todo eso nos orienta en lo cotidiano.»
«El tratamiento nos dio contención en los momentos difíciles, información clara, y la posibilidad de no sentirnos solos.»

Reconfigurar el vínculo familiar
«Volvimos a ser una familia funcional. Aprendimos a hablar con respeto, a poner límites con cariño, a escucharnos sin juicio.»
«Nos ayudaron a descubrir a nuestra hija, no solo verla desde la enfermedad. A estar presentes desde otro lugar.»

Confianza, paciencia y fortaleza emocional
«Paciencia. Mucha. Y fuerza. La que viene del acompañamiento, la comprensión, y también de ver pequeñas mejorías.»
«El tratamiento nos ha dado estructura. Nos ha enseñado a mantenernos firmes, sin perder la empatía.»

Agradecimiento al equipo
«Sin vosotras, hubiera tirado la toalla. Nos sostuvisteis en todo momento.»
«La cercanía, el trabajo de todo el equipo… eso ha marcado la diferencia en este largo viaje hacia la recuperación.»

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